Aspectos generales
El cochinilla algodonosa (Planococcus citri) es cosmopolita y tienen numerosas y variadas plantas hospedantes. En regiones de clima templado este cochinilla algodonosa supone un problema para la horticultura bajo invernadero y en los trópicos y subtrópicos también en los cultivos en exterior. El insecto causa daños sobre todo en árboles frutales y cultivos ornamentales, especialmente en plantas en maceta como ficus, palmera, schefflera, croton y kalanchoe, pero también en rosa y gerbera. Además, el cochinilla algodonosa (Planococcus citri) también aparece en el pepino, el melón y la berenjena.
Ciclo de vida y aspecto del cochinilla algodonosa
Las hembras adultas de Planococcus citri miden 2.5 - 4 mm de largo y 2 - 3 mm de ancho. Vistas dorsalmente, tienen una forma ovalada, son blandas y están cubiertas por un material ceroso fino. Se mueven muy poco. Se diferencian de otras cochinillas porque disponen de 18 pares de filamentos cerosos relativamente cortos a lo largo del borde del cuerpo y dos filamentos más largos en la cola. Estos filamentos nunca son más largos que el 20% del cuerpo. Producen poca cera, debido a lo cual el cuerpo de color amarillo claro a rosa es visible a través de su cubierta cerosa. Suele observarse una raya longitudinal más oscura a lo largo del cuerpo.
Los machos adultos viven poco y son difíciles de observar. Son más pequeños que las hembras, tienen dos pares de alas y dos filamentos caudales largos. Su única tarea es fertilizar a las hembras y, tan pronto el macho emerge del capullo, empezará a buscar una. Una hembra fertilizada pone varios cientos de huevos en un ovisaco largo y algodonoso, formado por hilos cerosos blancos. Después de poner los huevos, la hembra se arruga y muere. Las ninfas del primer estadio evolucionan del huevo. Estas ninfas son muy activas en su búsqueda de nuevos lugares para alimentarse y son capaces de recorrer una distancia considerable encima de la planta. Las ninfas macho se sujetan a la planta, mientras que las hembras permanecen móviles durante todo su desarrollo. Después del segundo estadio, la ninfa macho forma una prepupa de color marrón oscuro que se transforma rápidamente en una pupa, dentro de un capullo algodonoso blanco. Las hembras cambian poco de forma y pasan por un segundo estadio y un tercero, después de lo cual son sexualmente maduras. Poco después de convertirse en adultas, las hembras empiezan a liberar una feromona sexual para atraer a los machos. Los machos solo suelen volar a primera hora de la mañana.
Síntomas y daños
A pesar de que la mayoría de especies de cochinilla algodonosa se alimentan de las partes aéreas de la planta, algunas especies lo hacen de las raíces, mientras que otras forman protuberancias. Algunas especies también pueden transmitir virus nocivos.
Los pseudocóccidos causan daños al cultivo de distintas maneras:
Las ninfas y las hembras extraen la savia de la planta, dificultando el crecimiento y provocando malformaciones o amarillamiento de las hojas, seguido a veces de la defoliación. El efecto general es una disminución de la fotosíntesis y, por consiguiente, de la cosecha. Las flores y los frutos suelen caerse.
La savia es rica en azúcares, pero pobre en proteínas. Para poder ingerir la cantidad adecuada de proteína, las cochinillas deben comer grandes cantidades de savia, eliminando el exceso de azúcar a modo de melaza. En esta melaza suelen crecer mohos de hollín oscuros (Cladosporium spp.). Además, la secreción blanca y cerosa de las cochinillas disminuye el valor ornamental de las plantas afectadas. Los frutos y flores también resultan afectados, impidiendo su venta. Además, la fotosíntesis reducida en las hojas también disminuye la producción de flores y frutos.
En los cultivos ornamentales, la mera presencia del cochinilla algodonosa basta para que el producto deje de ser apto para la venta. Por eso, una población muy pequeña puede causar daños económicos considerables.